Teatro
Rosana Torres firma una materia sobre el argentino Claudio Tolcachir en España, publicada en el diario El Pais, el 30 de abril del 2011.
http://www.elpais.com/articulo/cultura/intelectualizas/cagas/elpepicul/20110430elpepicul_4/Tes
Encontré su discurso entusiasta y enfático, dos cosas que, tratándose de un artista de mi nacionalidad, podrían, en principio, haberme hecho sentir contenta y orgullosa. No fué así.
Que una crítica entusiasta esté des-informada y, posiblemente con la mejor de las intenciones, asuma re-interpretar al teatro argentino bajo la óptica simplista, reduccionista y publicitaria del éxito
-complejo y sin dudas portador mucho más de información reveladora sobre el teatro y el ambiente del teatro español que del argentino- de Tolcachir en España, es cuanto menos algo que no puede dejar de ser respondido.
A medida que leía y mi sorpresa e indignación crecían -y ninguna de las dos cosas por restarle mérito al trabajo de Tolcachir-, supuse que la periodista sería alguien de otro rubro que, por razones puntuales, estaría escribiendo esa materia.
Por esa razón busqué su nombre en la red
-http://es.wikipedia.org/wiki/Rosana_Torres- y, para mi sorpresa, constaté que no se trataba de una confusión de ese tipo sino de otro tipo de confusión.
Como se especifica en algunas de las líneas de su link a wikipedia, esta valenciana de 58 años, se especializa en crítica y acompañamiento de la actividad teatral de la capital, Madrid.
Impresiona pensar que una periodista dedicada a la critica y difusión de la artes escénicas dentro de la capital donde se celebra el Festival de Otoño -hoy de "Otoño en Primavera"- entre otros menos imponentes pero igualmente significativos, y en el que es, a mi entender, uno de los mejores periódicos del mundo, pueda estar tan profundamente des-informada o tan irracionalmente impresionada
-o las dos cosas-, como para presentar a Tolcachir, y con él introducir al lector común a la realidad teatral argentina, con una frase como:
..."el más claro representante de un nuevo teatro argentino que, por primera vez, tiene identidad propia y no recurre a modelos europeos"...
Me sorprende menos si lo veo como los vicios de un género periodístico (para la comprobación apenas sumaria del hecho dirigirse a
http://www.perfil.com/contenidos/2007/04/12/noticia_0039.html,
critica y entrevista que tiene una ventaja considerable sobre la de Torres: el entrevistado habla más y con más propiedad y espesura que en el caso al que me refiero, y la periodista habla desde "dentro" del teatro argentino y no comete la imprudencia de describir lo que desconoce para informar a un público también "de fuera" sobre lo que ocurre desde hace años y laboriosamente en nuestro país)
La pregunta que me hago es: ¿sabe Rosana Torres que está mintiendo al lector o simplemente ignora y no le importa -a pesar de la responsabilidad de documentarse que pesaría a quien trabaja en uno de los periódicos mas prestigiosos del mundo- la realidad teatral argentina y desde hace muchos años?
No tengo la respuesta. Lo que sí sé es que sus palabras des-respetan seriamente la trayectoria y el trabajo diario y arduo de grandísimos directores/dramaturgos/maestros/ por cuya brillante concentración y talento, se hizo posible tal vez un Tolcachir, al que ella festeja como novedad.
Claro que el periodismo y la critica periodistica hace tiempo que es, ella misma, criticada por funcionar menos como informante y orientador fiable de un suceso real que como propaganda personal de los gustos -y por qué no, las limitaciones- personales de quien suscribe. Afortunadamente ni siempre es así, pero infelizmente lo es en este caso.
Para empezar, para cualquier profundo conocedor del teatro argentino de los últimos 20 y hasta 30 años, la frase "el más claro representante del nuevo teatro argentino", suena a ficción o a absurdo
-y su conclusión final no sólo resulta chocante como que llama inmediatamente a la réplica-.
¿Para quién Tolcachir es el "mas claro" representante del nuevo teatro argentino? ¿Quién decide esa representación? ¿Sólo Rosana Torres? ¿El sistema de teatro español que se entiende bien con Claudio y su teatro? ¿Quién, quiénes?
(Una disertación inteligente sobre lo que sugiero puede verse en el siguiente enlace con más propiedad y detalle:
http://www.youtube.com/watch?v=8EEZdO0KAGo
Encuentro la materia de Rosana Torres un muestrario complejo de errores y desaciertos bien intencionados. Le agradezco el entusiasmo que demuestra por Tolcachir pero creo que cuando éste intenta trascenderse como mero entusiasmo para supuestamente mostrar la configuración de un mapa estilístico y creativo del teatro argentino, para poder situar a su admirado director en perspectiva, su materia en lugar de ayudar obstaculiza el proceso.
Y eso porque, además del desconocimiento, su tipo de pensamiento opta (o se ve obligado para convencer sobre lo que no puede sólidamente argumentar) por ser excluyente y no incluyente.
Por ese motivo comete serios errores que perjudican la posibilidad de una visión abarcadora y realista del panorama escénico de mi país, además de presentarse como una provocación hacia aquellos creadores cuyo trabajo sólido y consistente de años se vé excluido por su entusiasmo ingenuo sobre Tolcachir que la lleva a hacer generalizaciones y sacar conclusiones que no condicen con la realidad teatral argentina.
Existe en la manera de creación, producción y pasión argentinas por el teatro, una cantidad inmensa de nombres que refutarían sin ningún esfuerzo la frase que resulta violenta y absurda para cualquier argentino que conoce de teatro en su pais. No hay "nuevo" teatro argentino: la construcción del teatro argentino es lenta y se depura hasta llegar a lo que hoy son emergentes de un teatro que tiene raíces profundas en la experimentación y la búsqueda y que no se conforma con la reproducción ingenua o codiciosa de un tipo de teatro ya conocido.
La palabra "nuevo" además de publicitaria y necesaria al sistema y no, necesariamente, a la creación, resulta grave, porque quiere excluir lo que se hizo hasta entonces y definirlo como "viejo".
No hay UN representante de teatro argentino, por la sencilla razón de que el teatro argentino tiene la suerte de ser múltiple y variado con lo que UNA sola persona no podría abarcar la cantidad de matices y búsquedas y experimentos que con resultados altamente satisfactorios se producen en el pais.
Parece una obviedad decirlo pero lo que sucede con el teatro argentino es que se compra en Europa desde hace años justamente porque no recurre a modelos europeos.
La Argentina es un país de Sudamérica, con una realidad política, económica y social sudamericana, pero cuya mistura racial mayoritariamente europea no puede ni tiene por qué ser negada. Otra vez pienso en incluir y no excluir -que es el vicio de fondo del funcionamiento mental que se refleja en la entrevista-.
Lo que buscan los europeos cuando contratan para sus festivales espectáculos argentinos, y para sus escuelas profesores de dramaturgia, teatro y dirección argentinos y cuando compran obras argentinas para montar con directores de sus países, es la combinación a sus ojos sorprendente de una creatividad explosiva, al mismo tiempo de base occidental, europea y sudamericana, realizada con los mínimos medios y produciendo una calidad que no se vé en Europa, muchas veces, ni con los máximos.
Pero ocurre que el modelo europeo de producción es virtual y felizmente imposible en nuestro país.
La señora Torres ignora que para recurrir a modelos europeos la sociedad argentina entera y en su totalidad tendría que ser otra. Pero lo que es más grave, confunde la ambición y la necesidad vital de un país joven y americano de integrar en su identidad las diversas raíces de su configuración racial mayoritariamente europeas y situadas en el continente de América del Sur, con la simplista sugestión de que el teatro argentino "recurre a modelos europeos". No le pido que conozca a Roberto Arlt, pero tampoco que desconozca a Bartís o a Federico León o a Mariano Pensotti, que ya actuaron en teatros madrileños.
El teatro europeo tiene como base un sistema cuyo motor mayoritariamente es el productor. En sistema argentino las estructuras de producción e instituciones acompañan como pueden la irrupción de una fuerza que proviene casi absolutamente del artista que es quien propone y genera.
El modelo europeo de teatro independiente consiste, en su mayor parte, en una convocatoria pública o privada a la que un dramaturgo/director responde con un texto que, de conseguir el subsidio o la producción de una obra (que se ensaya generalmente tres meses, y que después irá haciendo 4 funciones en la Sala Triángulo, 3 en el Teatro Pradillo, otro tantito en Cuarta Pared -si diera que las tres quieren programar un espectáculo ya programado por la otras salas-), cuyo fin es que con suerte reciba ayuda para salir de gira en funciones sueltas por otras ciudades de España o sea invitada a Festivales extranjeros, cuando no programada por los teatros estatales de Lavapies, Plaza Santa Ana o inmediaciones del metro Legazpi.
LA TOTALIDAD del sistema "europeo" -o mejor español- de funcionamiento teatral es ABSOLUTAMENTE diferente de la argentina, y produce resultados diferentes, razón por la que los espectáculos argentinos viajan a España -y huelga decir que si fueran los mismos no habría necesidad de exportarlos-.
Toda persona argentina o extranjera que conozca el ambiente de teatro argentino profundamente, sabe cuán diferente resulta el sistema que acabo de describir con el sistema argentino.
http://www.youtube.com/watch?v=YvQSoo-d9rc
Que las obras en Argentina, al menos en una primera instancia y con excepciones y variables numerosas que dependen de la habilidad de cada grupo para abrirse camino en una escena compleja y caótica -en el mejor de los sentidos- se ensayan el tiempo necesario para ser lo que su director y dramaturgo, actores y equipo de trabajo sueñan con conseguir, generalmente sin una fecha de estreno, con poco o ningún apoyo económico y con la participación ad honorem de un equipo que produce dinero de otros modos y se dedica a hacerla por la simple pasión de crear un nuevo objeto artístico para presentar al mundo, es un conocimiento espontáneo para cualquier argentino o extranjero informado.
Las obras se ensayan en casa, espacios de trueque o donde se pueda, y una vez terminadas, las salas de la ciudad también responden con solidaridad al sistema: los espectáculos que se ensayan la mayoría de las veces casi un año y en muchísimos casos bastante tiempo más, permanecen en cartel indefinidamente, hasta que la sala, los artistas o ambos decidan que ya es hora de hacer otra cosa o que no funciona como antes.
Nada de eso tiene que ver con la recurrencia a modelos europeos que la periodista dice haber en Argentina -y que no existe en absoluto-
Que el sistema de producción de un espectáculo influye decisivamente en su resultado y que las obras argentinas mas interesantes de los últimos 15 años tienen, en su realización estética, tanto de europa como del mundo, tiene más que ver con la globalización de la información y la realidad racial argentina que con la imitación y la copia.
Recibo muchísimas convocatorias españolas que casi siempre comienzan con un "para estimular la creación", "para crear un espacio de reflexión", "para instigar a los creadores". Nada de eso es necesario en la Argentina.
El artículo impresiona por las complicidades subterráneas que establecen sus protagonistas.
Se pueden hacer asociaciones no exentas de elocuencia y que se ramifican en reflexiones con las que se podría escribir un ensayo sobre las relaciones culturales entre Europa y Sudamérica, pero de las que sólo citaré algunas que dan el tono de extrañamiento que la materia deja en personas sensibles: a la mirada europea fascinada, desinformada e ingenua que la periodista encarna al enfrentarse con Tolcachir (con la que ignora y conduce a ignorar a sus lectores que la mayoría de los artistas interesantes -y de algunos sin interés- de los últimos 15 años del panorama teatral argentino tienen modesta "sala propia" reconvertida de un local destrozado sin plata para ser comprado ni arreglado con las mas interesantes y variadas anécdotas posibles y muchísimos de ellos combinan "estar de moda en Europa, reclamado por grandes teatros y festivales de prestigio, con el hecho de ser autor y director de una humilde compañía, cuyos trabajos se presentan en un sencillo piso bonaerense"), se suma la insistencia de Tolcachir en pronunciar la palabra "inconsciente" y la frase "no consciente" y uno empieza a preguntarse sino será cierto que lo es cuando dice:
..."armamos Timbre 4 en 2001, época en la que todos andaban escapándose a donde pudieran, por hambre y por desesperanza; teníamos la sensación de estar en un pozo del que no saldríamos jamás, a pesar de lo cual nos pusimos a hacer teatro; cuando dirigía no era consciente de qué significaba eso"
Las preguntas que nos hacemos van de lo obvio a lo estadístico: ¿a quiénes se referirá cuando usa la palabra "todos"?
Que yo sepa ni Fernandes, ni Kartún, ni Bartís, ni Veronese, ni Tantanián, ni Daulte, ni Spregelburd, ni Pensotti, ni León, por citar sólo algunos, anduvieron escapándose, y al contrario de eso se quedaron haciendo teatro -y me atrevería a decir que siendo conscientes de lo que significaba eso-.
Si las genealogías de los apellidos que pueblan el teatro argentino y que aquí se citan, le dicen algo de valor a la señora Torres, podrá explicarse -y explicar a sus lectores desde la posición de privilegio que ocupa en El Pais- con bastante mas espesura que la que demuestra en su articulo, el por qué de lo europeo en Argentina.
Aquí la palabra "TODOS" define la épica y el mito que Tolcachir, consciente o inconscientemente, está construyendo, con la complicidad de la periodista, de sí mismo. No me parecería mal sino lo hiciera a expensas de la verdad pues, para ser realmente justos, sólo "algunos" se escaparon a donde pudieron por hambre o desesperanza (que dicho sea de paso no son motivos nada despreciables: ni siquiera el placer o la curiosidad humana de conocer otra cultura lo serían)
... "al teatro no le importa si eres conocido o no, te pide las mismas cosas, no lee currículos, y el entorno no varía, ya que la gente con la que trabajas termina incorporándose a lo que es tu familia"...
Lamentablemente el sistema del teatro europeo que lo contrata y el sistema de información periodística que lo encumbra, no sólo lee currículos, sino que no "le pide" las mismas cosas a un artista, sea conocido o no. Difícilmente un artista que entra a ese sistema "inconscientemente", pueda escapar a las generalizaciones que el sistema exige para poder encajarlo en el "nicho" al que pertenece
-inquietante que sea, justamente, la palabra "nicho" la que se usa en los ambientes culturales oficiales y en el marketing mas inescrupuloso para sintetizar ese mecanismo complejo y político-
Leyendo la nota me pareció que la reflexión en forma de espectáculo a la que refiere otra nota que aqui adjunto
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/10-21545-2011-04-29.html
tenía, sí, como dice su autor "una vigencia perturbadora", gracias a la complejidad que se agradece infinitamente, del entrevistado.
Y también pensé que intelectualizar no es lo mismo que pensar. Y que cuando uno piensa ocurre algo que se parece más a la revelación que a la defecación.
NM
